Una fianza es, por sí misma, una forma de cuidar o de blindar a una empresa. Sin embargo, fuera de la teoría, existen algunos pormenores que se deben considerar para poder ser beneficiario de este tipo de herramientas.

Uno de estos pormenores son las garantías. ¿De qué se trata esto y por qué son importantes para tener una fianza? Eso es justamente lo que veremos aquí.

¿Garantías?

Una garantía sirve para cuidar, velar o asegurar que algo se cumpla o se vaya a cumplir. De hecho, una fianza es, teóricamente, también una garantía. 

Es decir, las fianzas permiten que, en caso de un desenlace no satisfactorio, cierta cantidad cubra las pérdidas que se generaron como resultado del incumplimiento de un contrato.

Sin embargo, una fianza no es algo que se le entregue a cualquiera, por ello, si una empresa requiere una, necesita pasar por ciertos filtros para conocer si, en su estado actual, es posible y seguro el otorgamiento de una.

Algo muy similar es lo que pasa con las afianzadoras, pues muchas buscan ciertas garantías de respaldo en las empresas que afianzan, de tal modo que se aseguren de que, aún en caso de incumplimiento, puedan recuperar lo perdido.

Necesito una fianza

Puede ocurrir que una compañía necesite de una fianza, ya sea que se la soliciten o para que pueda cubrir sus necesidades propias, y que crea no tener garantías de respaldo para poder solicitar una.

No obstante, la única forma de conocer a ciencia cierta cuál es la posición actual de esa organización, es de la mano de una aseguradora que realice el análisis correspondiente de la compañía.

Por esta razón, antes de descalificar tu mismo a tu empresa, acércate a los profesionales del ramo, quienes son los únicos capaces de ayudarte a identificar si esto es cierto y las razones que existen para ello.