El reclamo de la fianza es, sin duda, el momento más crítico del contrato pues es la razón por la cual, en caso de una contingencia, se exigió una garantía de respaldo, es el contar con una fianza como parte de una decisión preventiva que se desea no se llegue a utilizar.
Sin embargo, sabemos que, tal como es la vida, los planes no siempre se desarrollan como esperamos. Por lo tanto, contar con una fianza es un movimiento sumamente inteligente.
En toda esta conjunción de factores, los agentes de fianzas son fundamentales para que una persona o empresa consiga una fianza que no solamente satisfaga sus necesidades, sino también para que la fianza en sí misma se haga valer.
Por ello, en este artículo hablaremos sobre cuáles son las características que un buen agente de fianzas debe tener para que tengas un servicio integral.
Probablemente en cualquier ocupación, unas buenas credenciales nos ayudan a tener confianza en el trabajo de una persona, pues suelen ser sinónimo de calidad. En el caso de los agentes de fianzas ocurre lo mismo, pero ¿no tienes idea de cuál podría ser esta credencial?
Los agentes de fianzas, al igual que las afianzadoras en sí mismas, son vigilados por la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF) y sus actividades son reguladas por la Ley de Instituciones de Seguros y Fianzas (LISF).
Por esta razón, los agentes de fianzas deben realizar un trámite para recibir su aprobación, trámite que debe realizarse cada pocos años. Es por ello, que la aprobación de este organismo significa que el agente en cuestión está calificado para realizar su labor.
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Más allá de las credenciales, existen otros factores que nos pueden ayudar a determinar si un agente es bueno o no, y se trata de sus características como profesional. Es decir, la forma en la que maneja la situación con un probable cliente.
Estos factores son especialmente importantes para el caso de los agentes de fianzas pues el tema en sí mismo debe quedar absolutamente claro para los interesados.
Al tratarse de un tema un tanto complicado, el primer nivel es sumamente importante, que es la explicación profunda de cómo es que funcionan las fianzas y cuáles son todos los tipos de fianzas que existen, dependiendo de la garantía que se busque o el contexto en el que esté el contrato en cuestión.
Además, la explicación es una buena forma de arrojar todas las dudas posibles de los clientes potenciales.
Una asesoría es mucho más compleja que una simple explicación. Un buen agente de fianzas propone y recomienda las mejores opciones para sus clientes, desde su área de especialidad, en este caso, las fianzas.
Hay que tener presente que las asesorías son posibles gracias a que los agentes reciben una capacitación de las afianzadoras, lo que les permite conocer los pormenores de cada tipo de fianza y, de este modo, conocer cuál es el que mejor responde a las necesidades de sus clientes.
En palabras simples, una asesoría es un apoyo para que la fianza elegida sea la correcta.
Un buen agente de fianzas es aquel que explica y asesora, pero para que el ciclo sea perfecto e íntegro, se necesita que, una vez que se acordó la fianza, se realice un seguimiento real del caso.
Esto permite que el agente mantenga la observación sobre la situación ante la afianzadora, por lo tanto, cualquier eventualidad puede ser retomada por él con prontitud.
Un gran ejemplo de esto ocurre cuando se presenta el reclamo de una fianza, pues un agente que no brinde un servicio adecuado, podría dejar desprotegido a un cliente en el proceso de reclamo.
Como puedes ver, un buen agente de fianzas explica cuáles son los términos de las fianzas para poder vislumbrar y aclarar las dudas. Después de ello, con su asesoría, puede sugerir las mejores opciones para cada cliente, todo esto gracias al entrenamiento de su afianzadora.
Un buen agente hace un seguimiento de su cliente para acompañarlo en todo sus procesos, incluido, de ser necesario el reclamo de la fianza.
De este modo, el acompañamiento y, en general, todo el servicio del agente de fianzas, se realiza de forma integral como intermediario entre los clientes y la afianzadora. Un proceso del cual, en Garanza, somos muy conscientes desde hace más de 30 años.
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